viernes, 14 de mayo de 2010

CONOZCAMOS LA CONSTITUCIÓN


La constitución política es la norma de normas que rige a un país, pero ¿qué es una norma?, es la regla que debe seguirse y que se encuentra aprobada ya sea por costumbre o hábito, dentro de la cultura en la que ella operará. Nosotros los colombianos tenemos una constitución política relativamente reciente, reformada en 1991, lo cual nos permite pensar que ha traído a colación las tendencias de una “nueva” generación y que no seguimos siendo regidos bajo las disposiciones con las cuales tuvieron que vivir nuestros tatarabuelos.
Ahora bien, ya sabemos que tenemos una constitución y que la aceptamos, entonces interpretamos que los derechos allí consagrados son los derechos a los que somos merecedores por el simple hecho de ser humanos y a unos derechos adicionales por el muy honorífico hecho de ser colombianos; por lo tanto el país ya se ha obligado con cada uno de nosotros a ofrecernos unas condiciones de vida mínimas.
Debido a que la convivencia humana hace parte de un sistema biótico bastante complejo, en el que no solamente estamos para exigir, es importante denotar que con el fin de poder responder por los derechos de los demás, cada uno de nosotros debemos poner nuestro grano de arena y cumplir con los deberes que la sociedad nos exige y que también se encuentran consagrados en la constitución política, que ya dijimos, es plenamente aceptada por todos nosotros, porque en algo si estamos de acuerdo y eso es una de los más grandes meritos que tiene este documento, el lograr la conciliación entre los distintos caracteres humanos; y es que, con el propósito de obtener un bienestar no nos importa el tener que pagar el precio, entendiendo así a nuestros deberes.
Y no es que nos duela cumplir con nuestros deberes, muchos lo hacemos, es solo que unas personas no lo hacen con el mismo agrado que otras, aun máxime cuando sienten que las clases sociales más privilegiadas son las que mejor provecho sacan de unos derechos recibidos a cambio de muy pocos deberes cumplidos.
Pero para no aburrirnos con discusiones capitalistas lo mejor es entrar en materia y tratar de descubrir por qué un profesional debe conocer la constitución política de Colombia. Resulta que como ya explicamos anteriormente estos temas consignados en la constitución referente a los derechos y los deberes no son más que un tire y afloje dentro de un proceso o un sistema de vida tanto social como económico. El destino económico de los países está en cabeza de sus empresas y las empresas están en cabeza de los profesionales; profesionales que a su vez han sido puestos en circulación en el mercado laboral por un subsistema educativo, educación recibida para preparar a la sociedad para vivir en sociedad, enseñando a comprender dónde vivimos y cómo debemos hacerlo, enseñando cómo exigir nuestros derechos y cuáles deberes son los que debemos cumplir. Es aquí donde volvemos al principio del ciclo y esperamos a que los profesionales que el estado ha ayudado a instruir vuelvan a servir al estado.
Desde el punto de vista social, el tema es un poco más complicado, debido a que, aunque existen muchas instituciones dispuestas por y en virtud de la constitución, no debe ser por imposición de sus reglamentaciones o castigos que la sociedad deba dar cumplimiento a lo consagrado en la constitución, sino que se trata de un proceso un poco más profundo que tiene que ver con la convicción propia de cada persona de que debe hacerse lo mejor en procura de una sociedad justa y equitativa. Es en este punto dónde la educación se pone en un lugar muy importante, porque debe dejar de ser instrucción para llevar una economía a flote y se convierte en instrucción para la vida, no solo de quien la recibe sino de todos aquellos compatriotas menos favorecidos que se encuentran en una situación marginal con respecto a este derecho. Se esperaría entonces que el aplicar en buena medida lo consignado en la constitución, debiera tender a reducir la marginalidad, pues bien, al comparar índices podemos evidenciar un crecimiento en nuestras condiciones de vida desde 1886 fecha de nuestra constitución más usada hasta 1991 y ahora contando hasta nuestros días; no obstante la celeridad en este tema no es palpable por falta de conciencia ciudadana al respecto y porque somos una sociedad acostumbrada a quejarse y a trabajar muy poco por el bien común.
El profesional que hasta ahora se encuentra en formación debe conocer la constitución política, su incidencia en la vida social y su papel dentro del proceso de difusión y aplicación de la misma, con el único propósito de hacer de este un país mucho mejor, incluyente, participativo y democrático en el que las clases sociales no muestren abismos entre estrato y estrato y donde la libertad se sienta y se respire y no se añore. Solo si un profesional entiende todo esto, podrá llamarse a si mismo profesional.

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